¿Qué es la Eritromicina?
La eritromicina es un antibiótico perteneciente al grupo de los macrólidos, ampliamente utilizado en el tratamiento de diversas infecciones bacterianas. Se caracteriza por su capacidad para inhibir el crecimiento de bacterias al interferir en la producción de proteínas esenciales para su desarrollo. Es una opción terapéutica valiosa, especialmente en pacientes que no pueden utilizar antibióticos betalactámicos como la penicilina.
Breve introducción al medicamento
Descubierta en la década de 1950, la eritromicina ha sido un pilar en el tratamiento de infecciones bacterianas durante décadas. Su espectro de acción abarca una amplia gama de bacterias grampositivas y algunas gramnegativas, lo que la convierte en un medicamento versátil para combatir enfermedades respiratorias, cutáneas y de tejidos blandos, entre otras.
Este antibiótico se puede administrar por vía oral o tópica, dependiendo del tipo de infección a tratar. Sus distintas presentaciones permiten una adaptación fácil al perfil y necesidades del paciente.
Historia y uso común en tratamientos bacterianos
La eritromicina fue originalmente aislada de la bacteria Saccharopolyspora erythraea y pronto se estableció como una alternativa efectiva a la penicilina, especialmente para personas alérgicas. Desde entonces, ha sido utilizada en el tratamiento de infecciones como faringitis, bronquitis, neumonía atípica, acné severo, infecciones del oído medio y ciertas enfermedades de transmisión sexual.
Gracias a su uso prolongado en el tiempo, la eritromicina está bien documentada en términos de eficacia, seguridad y tolerabilidad. Esto ha contribuido a su continua inclusión en guías clínicas a nivel mundial, tanto en contextos ambulatorios como hospitalarios.
Importancia de su uso responsable para evitar resistencias
Aunque la eritromicina es eficaz y segura cuando se usa correctamente, su administración indebida puede contribuir al desarrollo de resistencia bacteriana. Este fenómeno ocurre cuando las bacterias se adaptan y se vuelven insensibles al tratamiento, reduciendo la eficacia del antibiótico y complicando futuras infecciones.
Por esta razón, es fundamental seguir las indicaciones médicas en cuanto a dosis y duración del tratamiento, evitando suspender el medicamento antes de tiempo o utilizarlo sin una causa justificada. Un uso responsable no solo mejora los resultados individuales, sino que también protege la eficacia de los antibióticos para la comunidad en general.
Composición
La eritromicina se presenta en diferentes formas farmacéuticas, todas con un principio activo común: la eritromicina. Sin embargo, según la vía de administración y la formulación específica, puede ir acompañada de diferentes excipientes que cumplen funciones complementarias, como mejorar la absorción, conservar el medicamento o facilitar su uso.
Principio activo: eritromicina
El componente principal y terapéuticamente activo de este medicamento es la eritromicina, un antibiótico macrólido que actúa inhibiendo la síntesis de proteínas en bacterias sensibles. En su forma base, la eritromicina es ligeramente soluble en agua, por lo que se utiliza habitualmente en forma de sales para mejorar su biodisponibilidad.
Las presentaciones más comunes incluyen:
- Eritromicina base
- Eritromicina estolato
- Eritromicina etilsuccinato
- Eritromicina lactobionato (usada en soluciones inyectables)
Cada una de estas formas tiene características específicas en cuanto a absorción, tolerancia gástrica y tipo de indicación clínica.
Formas farmacéuticas disponibles
La eritromicina está disponible en varias presentaciones adaptadas a las distintas necesidades terapéuticas:
- Tabletas y cápsulas orales: destinadas al tratamiento sistémico de infecciones. Suelen contener entre 250 mg y 500 mg de eritromicina por unidad.
- Suspensión oral: pensada para niños o personas con dificultad para tragar comprimidos. Permite una dosificación más precisa en función del peso corporal.
- Pomada oftálmica: utilizada en infecciones oculares como la conjuntivitis bacteriana.
- Ungüentos tópicos: indicados para el tratamiento del acné y otras infecciones cutáneas localizadas.
- Soluciones inyectables: reservadas para casos graves o cuando la administración oral no es viable.
Cada presentación incluye excipientes específicos que pueden variar según el laboratorio fabricante.
Excipientes comunes en sus presentaciones
Los excipientes no tienen efecto terapéutico directo, pero son fundamentales para la estabilidad, conservación y eficacia del medicamento. Algunos de los excipientes más habituales en las presentaciones de eritromicina incluyen:
- Lactosa: empleada como agente de volumen en comprimidos.
- Estearato de magnesio: utilizado como lubricante en la fabricación de tabletas.
- Sacarosa: presente en suspensiones orales para mejorar el sabor.
- Alcohol bencílico y propilenglicol: usados como conservantes en soluciones inyectables o formulaciones oftálmicas.
- Agentes espesantes y emulsionantes: como la goma xantana o el carbómero, en cremas o ungüentos tópicos.
Es importante revisar la composición completa, especialmente en pacientes con alergias o intolerancias específicas, como a la lactosa, al gluten o a ciertos conservantes. La ficha técnica del producto contiene todos los detalles necesarios para garantizar un uso seguro y adaptado a cada caso.
¿Cómo tomar Eritromicina?
La administración adecuada de eritromicina es esencial para garantizar la eficacia del tratamiento y reducir el riesgo de efectos adversos. Este antibiótico requiere un cumplimiento riguroso de las pautas indicadas por el médico, tanto en la dosis como en la frecuencia y duración del tratamiento. Su efectividad también depende de la forma en que se toma, por lo que se deben seguir ciertas recomendaciones específicas.
Dosis recomendada según el tipo de infección
La dosis de eritromicina varía en función del tipo de infección, la gravedad del cuadro clínico, la edad del paciente y su estado general de salud. En adultos, las dosis más frecuentes oscilan entre 250 mg y 500 mg cada 6 a 12 horas, administradas por vía oral. En casos más severos, la dosis puede aumentarse hasta un máximo de 4 gramos al día, siempre bajo supervisión médica.
En niños, la dosis se ajusta en función del peso corporal, normalmente entre 30 mg/kg y 50 mg/kg por día, repartida en varias tomas. La formulación en suspensión oral facilita este ajuste de forma precisa.
El tratamiento debe mantenerse durante el periodo completo indicado, incluso si los síntomas desaparecen antes. Suspenderlo prematuramente puede favorecer la aparición de resistencias bacterianas o recaídas.
Recomendaciones para su administración
Para lograr una absorción óptima, se recomienda tomar la eritromicina con el estómago vacío, al menos 1 hora antes o 2 horas después de las comidas. Algunos alimentos pueden interferir en su absorción y reducir su eficacia. La ingesta debe realizarse con un vaso lleno de agua, evitando bebidas ácidas o lácteos cerca del momento de la administración.
Es fundamental mantener horarios regulares entre dosis para asegurar niveles constantes del antibiótico en sangre. Si se olvida una toma, debe administrarse tan pronto como se recuerde, salvo que esté próxima la siguiente dosis; en ese caso, se debe omitir la dosis olvidada y continuar con el esquema habitual, sin duplicar cantidades.
El comprimido o cápsula debe tragarse entero, sin masticar ni partir, a menos que el prospecto o el médico indiquen lo contrario. En el caso de las suspensiones orales, es importante agitar bien el frasco antes de cada uso y medir la dosis con un dispositivo dosificador adecuado.
Duración del tratamiento
La duración del tratamiento con eritromicina varía según la infección a tratar. En casos leves, como infecciones respiratorias superiores o cuadros cutáneos no complicados, el tratamiento puede durar entre 5 y 7 días. Para infecciones más persistentes o profundas, como neumonía o ciertas enfermedades de transmisión sexual, se puede requerir un ciclo de 10 a 14 días.
Es fundamental completar la totalidad del tratamiento prescrito, incluso si los síntomas han mejorado, para asegurar la erradicación completa del agente infeccioso y prevenir recaídas. Solo un profesional sanitario está capacitado para determinar cuándo debe modificarse la duración o la dosis del tratamiento.
¿Cómo actúa la Eritromicina?
La eritromicina es un antibiótico con un mecanismo de acción bien definido que la convierte en una herramienta eficaz frente a múltiples infecciones bacterianas. Su funcionamiento está basado en la inhibición de procesos vitales para las bacterias, impidiendo así su multiplicación y favoreciendo la recuperación del organismo.
Mecanismo de acción
La eritromicina actúa interfiriendo en la síntesis de proteínas bacterianas. Lo hace uniéndose de forma específica a la subunidad 50S del ribosoma de la célula bacteriana, bloqueando la translocación de los aminoácidos durante la traducción del ARN mensajero. Este proceso impide que la bacteria pueda generar las proteínas necesarias para su crecimiento y reproducción.
Dependiendo de la concentración alcanzada en el organismo y del tipo de bacteria, la eritromicina puede ejercer un efecto bacteriostático (detiene el crecimiento bacteriano) o bactericida (elimina las bacterias por completo). Esta dualidad de acción le confiere gran versatilidad en el tratamiento de infecciones de distinta gravedad.
La eritromicina es especialmente eficaz contra bacterias grampositivas como Streptococcus pneumoniae, Staphylococcus aureus (no resistentes a macrólidos) y Corynebacterium diphtheriae, así como frente a ciertas bacterias gramnegativas como Neisseria gonorrhoeae y Haemophilus influenzae, además de organismos atípicos como Mycoplasma pneumoniae y Chlamydia trachomatis.
Inicio de acción y efectividad
Tras su administración oral, la eritromicina se absorbe rápidamente en el tracto gastrointestinal, especialmente en ayunas. Los niveles máximos en sangre se alcanzan entre 1 y 3 horas después de la toma, dependiendo de la formulación utilizada.
El inicio de la mejoría clínica suele observarse entre las primeras 24 a 72 horas del tratamiento, con una reducción progresiva de los síntomas como fiebre, inflamación o dolor. La rapidez del efecto depende tanto de la gravedad de la infección como de la sensibilidad del microorganismo causante.
Es importante mantener la regularidad en la toma para asegurar niveles plasmáticos constantes y evitar que las bacterias se adapten y desarrollen mecanismos de resistencia. El cumplimiento estricto del régimen terapéutico favorece una eliminación completa de la infección y mejora los resultados a largo plazo.
Indicaciones
La eritromicina está indicada para el tratamiento de una amplia gama de infecciones causadas por bacterias sensibles. Gracias a su perfil de seguridad y eficacia, es una opción terapéutica ampliamente utilizada tanto en la práctica médica ambulatoria como en contextos hospitalarios. Su utilidad se extiende a diversas especialidades médicas, desde la neumología hasta la dermatología y la ginecología.
Tratamiento de infecciones respiratorias
La eritromicina se emplea con frecuencia en infecciones del tracto respiratorio superior e inferior. Es eficaz en casos de faringitis, amigdalitis, bronquitis, sinusitis y neumonía atípica causada por Mycoplasma pneumoniae o Chlamydophila pneumoniae. En pacientes alérgicos a la penicilina, representa una alternativa segura frente a bacterias como Streptococcus pyogenes o Streptococcus pneumoniae.
Infecciones dermatológicas y de tejidos blandos
En el ámbito dermatológico, la eritromicina se utiliza en infecciones superficiales como impétigo, foliculitis o celulitis leves. También se prescribe en casos de acné inflamatorio moderado, especialmente en su forma tópica. Por vía oral, puede complementar el tratamiento de infecciones cutáneas más extensas o recidivantes.
Infecciones del tracto urinario y genital
La eritromicina está indicada en ciertas infecciones urogenitales, especialmente aquellas causadas por bacterias atípicas. Es útil en el tratamiento de uretritis no gonocócica y en infecciones por Chlamydia trachomatis. Asimismo, se puede emplear en mujeres embarazadas con infecciones genitales, ya que se considera segura durante la gestación, bajo prescripción médica.
Enfermedades de transmisión sexual
Este antibiótico también forma parte del tratamiento de algunas enfermedades de transmisión sexual. Se utiliza en infecciones por clamidia, linfogranuloma venéreo y como parte de esquemas terapéuticos para la sífilis en pacientes alérgicos a la penicilina, siempre con la debida supervisión médica.
Prevención de infecciones en casos especiales
En algunos contextos clínicos, la eritromicina se prescribe de forma preventiva. Por ejemplo, puede usarse en la profilaxis de infecciones estreptocócicas en personas con fiebre reumática previa o en la prevención de infecciones oculares en recién nacidos expuestos a patógenos durante el parto. En estos casos, la indicación debe ser evaluada cuidadosamente por un profesional de la salud.
En todos los escenarios, la elección de la eritromicina debe basarse en criterios microbiológicos, sensibilidad del germen y características del paciente, garantizando así un tratamiento eficaz y seguro.
Contraindicaciones
La eritromicina, aunque es un antibiótico generalmente bien tolerado, no está indicada para todos los pacientes. Existen situaciones clínicas y condiciones particulares en las que su uso puede resultar inapropiado o incluso peligroso. Conocer las contraindicaciones es fundamental para garantizar un tratamiento seguro y eficaz, evitando complicaciones que puedan comprometer la salud del paciente.
Hipersensibilidad al principio activo o a macrólidos
La principal contraindicación absoluta de la eritromicina es la alergia conocida al principio activo o a otros antibióticos del grupo de los macrólidos, como la claritromicina o la azitromicina. Los pacientes con antecedentes de reacciones alérgicas a estos medicamentos no deben recibir eritromicina, ya que existe riesgo de reacciones graves, como urticaria, dificultad respiratoria o anafilaxia.
Enfermedad hepática severa
Dado que la eritromicina se metaboliza principalmente en el hígado, su uso está contraindicado en pacientes con insuficiencia hepática grave o antecedentes de alteraciones hepáticas inducidas por este medicamento. La administración en estos casos puede provocar acumulación del fármaco en el organismo y aumentar la probabilidad de toxicidad.
Además, se han reportado casos de colestasis hepática, una reacción adversa poco frecuente pero potencialmente grave asociada al uso prolongado o repetido de eritromicina. Por ello, debe evitarse su administración en personas con antecedentes de disfunción hepática relacionada con el fármaco.
Uso concomitante con ciertos medicamentos
La eritromicina puede interactuar con diversos medicamentos al interferir en su metabolismo hepático, principalmente a través del sistema enzimático del citocromo P450. Está contraindicada su combinación con fármacos que prolongan el intervalo QT o que se metabolizan por esta vía, ya que puede aumentar el riesgo de arritmias cardiacas potencialmente graves, como la torsade de pointes.
Entre los medicamentos cuya combinación con eritromicina está contraindicada destacan:
- Cisaprida
- Astemizol
- Pimozida
- Terfenadina
- Ergotamina y dihidroergotamina
En pacientes que requieren tratamiento con alguno de estos fármacos, debe buscarse una alternativa antibiótica que no interfiera con su metabolismo.
Miastenia gravis
La eritromicina debe evitarse en pacientes con diagnóstico de miastenia gravis, una enfermedad neuromuscular crónica. Aunque es una contraindicación relativa, se han descrito casos de empeoramiento de los síntomas o crisis miasténicas tras su administración. En este grupo de pacientes, la eritromicina solo debe utilizarse si los beneficios superan claramente los riesgos y bajo estrecha supervisión médica.
El conocimiento y la identificación de estas contraindicaciones permiten individualizar el tratamiento, mejorar la seguridad terapéutica y prevenir efectos adversos evitables en pacientes susceptibles.
Efectos secundarios
Como ocurre con cualquier medicamento, el uso de eritromicina puede producir efectos secundarios, aunque no todas las personas los experimentan. La mayoría de las reacciones adversas son leves y transitorias, pero en algunos casos pueden presentarse complicaciones más serias que requieren atención médica. Conocer los posibles efectos permite al paciente estar informado y actuar con rapidez en caso de reacciones inesperadas.
Efectos comunes
Los efectos adversos más frecuentes asociados al uso de eritromicina suelen estar relacionados con el sistema gastrointestinal. Estos incluyen:
- Náuseas
- Vómitos
- Dolor abdominal tipo cólico
- Diarrea
Estas molestias se deben, en parte, a la acción estimulante de la eritromicina sobre los receptores de motilina intestinal, lo que puede acelerar el tránsito gastrointestinal. Aunque estas reacciones suelen desaparecer espontáneamente o tras ajustar la dosis, en algunos casos pueden requerir la interrupción del tratamiento.
Efectos menos frecuentes pero importantes
En un número reducido de pacientes, pueden presentarse efectos adversos más graves, como:
- Hepatotoxicidad: se han reportado casos de alteración de las enzimas hepáticas, ictericia colestásica y hepatitis, especialmente con el uso prolongado o en pacientes con predisposición hepática.
- Prolongación del intervalo QT: la eritromicina puede alterar la conducción eléctrica del corazón, especialmente si se combina con otros fármacos que afectan este parámetro, lo cual aumenta el riesgo de arritmias.
- Reacciones alérgicas: urticaria, angioedema y, en casos excepcionales, anafilaxia. Estas reacciones requieren suspensión inmediata del tratamiento.
- Pérdida de audición reversible: en tratamientos con dosis altas, especialmente por vía intravenosa o en pacientes con insuficiencia renal, puede presentarse pérdida auditiva transitoria.
En raras ocasiones, también se han reportado alteraciones hematológicas (como leucopenia o trombocitopenia) y manifestaciones cutáneas severas, como el síndrome de Stevens-Johnson.
Qué hacer en caso de reacciones adversas
Ante la aparición de efectos secundarios leves, como molestias gastrointestinales, es recomendable consultar al médico para valorar si es necesario ajustar la dosis o cambiar la pauta de administración. En ningún caso se debe suspender el tratamiento sin indicación profesional.
Si se presentan síntomas de alerta, como dificultad para respirar, hinchazón en la cara o extremidades, palpitaciones, coloración amarillenta de la piel u orina oscura, debe interrumpirse inmediatamente el medicamento y buscar atención médica urgente.
La detección temprana de reacciones adversas y una comunicación adecuada con el profesional de salud son clave para garantizar un tratamiento seguro y eficaz con eritromicina.
Preguntas Frecuentes (FAQs)
En esta sección respondemos a las dudas más comunes sobre la eritromicina, abordando temas relevantes para el usuario que busca información clara, práctica y confiable sobre el uso de este antibiótico.
¿Para qué sirve la eritromicina 500 y cuándo se recomienda?
La eritromicina 500 se refiere a una dosis estándar del medicamento, generalmente utilizada en adultos para tratar infecciones de moderada intensidad. Esta presentación es indicada en cuadros como bronquitis, faringitis, sinusitis, neumonía atípica, infecciones de la piel y tejidos blandos, así como en enfermedades de transmisión sexual como la clamidia. La elección de esta dosis depende del tipo de infección, el estado clínico del paciente y la duración del tratamiento prescrita por el profesional de salud.
¿Es posible conseguir eritromicina sin receta en línea?
En algunos países, es posible adquirir eritromicina sin receta médica, especialmente a través de farmacias digitales que ofrecen servicios orientados a facilitar el acceso a tratamientos antibióticos para quienes no pueden acudir fácilmente a un centro médico. No obstante, su uso debe hacerse con responsabilidad y preferiblemente bajo la orientación de un profesional sanitario. BoticaEspanol proporciona un entorno seguro y confiable para adquirir eritromicina sin receta, garantizando la calidad del producto y la confidencialidad del proceso.
¿Cuánto tiempo tarda la eritromicina en hacer efecto?
La eritromicina comienza a actuar en el organismo poco después de su administración, alcanzando concentraciones eficaces en sangre dentro de las primeras 1 a 3 horas. La mejoría clínica suele observarse entre las 24 y 72 horas posteriores al inicio del tratamiento, dependiendo del tipo de infección y de la respuesta individual del paciente. Es importante continuar con el tratamiento hasta completar el ciclo indicado, incluso si los síntomas mejoran antes.
¿Se puede tomar eritromicina durante el embarazo o la lactancia?
La eritromicina es uno de los antibióticos considerados seguros durante el embarazo, especialmente cuando se requiere tratar infecciones que podrían afectar la salud de la madre o del feto. También puede utilizarse durante la lactancia, ya que pasa a la leche materna en pequeñas cantidades que no suelen representar riesgo para el lactante. Sin embargo, su uso debe estar siempre supervisado por un profesional de salud que evalúe el riesgo-beneficio en cada caso particular.
¿Dónde se puede comprar eritromicina 500 de forma segura en España o Latinoamérica?
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